sábado, 24 de enero de 2009

Día sexto: Bañandome en alcohol

El problema es el siguiente:
hablé con unos conocidos hace unos días y les conté lo que me ha pasado en los últimos meses y me dijeron que estaba convertido en un amargado y que yo mismo transformaba mi vida en una miseria. Estuvimos hablando toda la noche, fue de esas noches en donde describir detalladamante cada uno de los aspectos más desagradables de nuestras vidas se transforma en la única entretención que se podemos costear cuando el dinero ya se ha ido junto con el humo de los cigarros.

Y fue tan extensa la conversación que incluso llegaron a convencerme de que yo era el culpable de todo lo que me pasaba. Al término de la velada, y camino al trabajo sin dormir siquiera media hora, extrañamente esbozaba una sonrisa en mi rostro, convencido de que, si yo era el culpable de mis desgracias, entonces era yo el único que podía sacarme del hoyo en el que me encuentro y volver a tener la vida feliz que alguna vez logre conocer. Estaba tan contento que incluso fui capaz de llegar al trabajo y saludar a todos los que allí se encontraban, mirarlos a todos en la cara, observar lo amargados que se veían desde mi nueva forma de ver las cosas. Había incluso olvidado que hacía 7 horas que no comía y que no iba al baño a desahogar mi vejiga. Se notaba que todos me miraban con cara de pregunta:
-¿Qué le pasará a este tipo?!- supongo que pensaban. Nunca saludaba a la gente y tampoco sonreía. Esto era algo realmente nuevo para ellos y también para mi. Y justo cuando iba a empezar a trabajar por primera vez en mi vida feliz, me viene un retorcijón de estómago insoportable y comienzo a vomitar ahí mismo, en la entrada del local, con todos los clientes mirando, con cara de asco. Los pedazos de comida del día anterior se mezclaban con un olor a alcohol que según yo se podía sentir hasta la entrada de la pensión, obviamente el olor a vomito fresco también se sentía por todo el local. Que vergüenza. No se me ocurrió nada mejor que tirarme al suelo y hacerme el desmayado. La mejor forma de salir de ahí sin mirar nadie. Qué me sacaran en camilla y yo durmiendo.
Lo único que podía hacer en ese estado era escuchar las cosas que decían alrededor mío:

-¡¡¡llevense inmediatamente a este idiota!!!- claramente esa era la voz de mi jefa -!!esta espantando a la gente!!...¡¡y que alguien venga a limpiar esta inmundicia!!- se notaba que estaba enojadísima, y yo cerraba con más fuerza los ojos. No quería que me dijera las típicas porquerías que siempre me dice.

-¡¡jajaja!! inmediatamente jefa, aunque necesitaremos más gente para limpiar toda esta porquería que para levantar al desmayado-una voz que no pude reconocer, un hombre, viejo y claramente sarcástico. Como todos los que trabajan en ese lugar.

Yo lo único que quería era salir de ahí, más bien que me sacaran luego, porque ya me venían más ganas de vomitar y no quería vomitar en esa posición, ya he visto gente que vomita su propia cara de lo borrachos y yo no quiero dar ese espectáculo.

-Este hombre necesita que lo lleven a un hospital- algún cliente debió haber sido el de la idea, por lo compasivo, y por su tono de voz, claro y educado. Creo que ha sido lo mejor que escuche en todo ese rato, no me interesaba donde me llevaran, solo quería estar lejos de allí.

Mientras me agarraban entre unos cuantos hombres me dedique a analizar la situación, desde que terminó mi conversación con esos conocidos míos, esa extraña felicidad que me envargaba y el desmayo fingido para evitar la vergüenza. Y descubrí la razón de toda esta extraña cadena de acontecimientos: estaba borracho. Si!!!!! eso era!!!! estaba tan borracho por la fiesta de anoche, que ni siquiera me di cuenta y me fui a trabajar en ese estado, esa idiota felicidad que me hacia sonreír, era alcohol, no era yo, no era lo que me habían dicho esos tipos, que en realidad apenas conozco, eran mis neuronas bañándose en vodka naranja que filosofaban acerca del porque de mi vida miserable. No era yo entonces quien hacia que mi vida fuese una mierda. No soy yo entonces el único capaz de sacarme del hoyo en el que me encuentro.

3 comentarios:

  1. Se dice por ahi que la felicidad es como el aire, pasa tan rápido como se va y hay veces que uno ni siquiera se da cuenta que pasó.
    Cuidate =)
    Nos vemos =)

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  2. Ni te imaginas la sonrisa que se me formó al leerte, tienes, aunque trates de esforzarte por hacerte creer a ti mismo que no, los dotes para escribir, eso yo lo tengo más que sedimentado, y, como podrás suponer, nadie me lo sacará de la cabeza, porque esa es mi postura.

    Lo más gracioso fue el vuelco que diste en el climax, y eso fue lo que más gracia me causó, ayudado por mi extensa imaginación, que, sin duda alguna me transportó al puto local.

    Que estés bien, espero leerte más seguido.

    Saludos,
    Risk, desde su ahumado dormitorio.

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  3. Deberías aplicar las cosas que escribes a tu vida.

    Darte cuenta de el daño que has causado y aunque tu orgullo no te lo permita. Tomar el telefono, llamar a esa persona y decirle: lo lamento, pero fui un estupido que no supo valorarte.

    Cuidate

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