viernes, 29 de mayo de 2009

Lado B de la cuidad


Todos los días veo este edificio.
Todos los días admiro su geometría.
Pero recién hoy se me ocurrió sacarle una foto.
Debió ser el cigarro de menta, el piano en mi cabeza adolorida
y la ciudad fría, gris y contaminada.

miércoles, 8 de abril de 2009

Día 56: Autismo

Hasta que por fin me cambie de trabajo, no renuncie ni me echaron, simplemente mi periodo acabo. Fue como que el flujo de los vientos me llevó a otro lugar. Aunque en realidad no CAI en un nuevo lugar, más bien caí donde mismo estaba antes de ponerme a trabajar y como me gustan los cambios, aunque sea para volver a un lugar añejo, estoy un poco más feliz. Incluso al volver el primer día me dio nostalgia de viejos tiempos, cosa que ya se me había pasado, y aunque ese mismo sentimiento me hace querer no tener memoria - aun me queda un poco - también me recuerda que alguna vez tuve una vida entretenida y gente querida en ese lugar. El gran problema que surge en este momento, para variar en realidad, es mi cero proactividad, cero ganas de hacer algo, cero ganas de mover mis neuronas que hace tiempo ya que están en estado aletargado.

Es tal el nivel de sonambulismo que estoy alcanzando que hoy, camino a la pensión, me puse a pensar en tiempos pasados, y empecé a reírme solo, cosa que siempre me pasa, pero esta vez llegue más allá y termine por pensar que seria mucho mas entretenido ensimismarme hasta un punto tal que no pueda salir de mis propios pensamientos, algo así como un autismo intencional. Pero desistí rápidamente de la idea - como lo hago generalmente con la mayoría de mis ideas - porque como todos los humanos, no solo tengo pensamientos agradables, sino también pesadillas irrefrenables que se repiten una y otra vez y que me hacen despertar de un salto incluso cuando estoy despierto, caminando a mi trabajo o leyendo el diario. Una idea más a la basura.

Yo creo que toda esta nostalgia surge de la soledad en la que me encuentro últimamente, suena cursi lo se, y odio que suene tan cursi, repetitivo y hasta poco interesante, llego a aburrirme no de estar solo, sino de pensar en que estoy solo y en que estoy pensando en que estoy pensando en que estoy solo, eso se llama autocompasión, hasta ese punto he llegado, pero se que es genético así que me resigno a mi edad ya no ando con ganas de luchar contra el río. Y es que en un periodo cortísimo de tiempo me quede solo, literalmente, me cambie de pega y perdí a los conocidos que tenia en la otra pega, algunos amigos se fueron de viaje y talvez nunca vuelvan, otros dejaron de ser quienes eran, y los últimos simplemente están muy cansados como para dialogar y como buen ser humano que valora las cosas cuando no las tiene, los extraño a todos ellos. Aun recuerdo cuando le pedía a "Dios" que me dejara unos días solo para poder escuchar mis pensamientos tranquilo, necesitaba soledad y aunque no me arrepiento de haberlo deseado, creo que "Dios" se tomo muy en serio mi pedido.

Pensándolo bien, creo que la idea del autismo intencional no es tan mala, podría llegar a hacerme amigos de mis pesadillas. Siempre me he considerado masoquista, de hecho, por algo estoy trabajando de nuevo donde mismo.

sábado, 21 de marzo de 2009

Enamorado por un momento.


No quería estar solo en la pensión, asi que preferí salir a pasear. Contemplar el anochecer en la cuidad me asombró, las luces, los edificios, hasta los automóviles me parecieron hermosos, por un momento me enamore de mi cuidad. Claro, si no fuese por la bulla podría vivir en la calle.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Dia 23: Cigarros y soledad

Estoy pensando seriamente en cambiar de trabajo. Ya ni ganas tengo de levantarme y menos de ducharme para llegar a ese lugar en donde no existo para nadie. De hecho, hace tres días que no me baño y parece que nadie se da cuenta. El problema es que no se que hacer, porque si dejo de trabajar no tendré dinero para pagar la pensión y eso implicaría tener que dormir en la calle, pero no quiero volver a ese lugar, no por el frío o la humedad, sino por la bulla de la gente gritando y de los motores funcionando que no me dejan ni dormir ni comer en paz. Es por eso que reprimo las ganas de salir corriendo de ahí, o de usar alguno de los utensilios que hay ahí para matarlos a todos y reírme frente a los cadáveres. El otro día estaba lavándome los dientes y pensaba en como sería si a los cepillos de dientes de cada uno de mis compañeros les agregara acido fórmico. Podía ver nítidamente los cuerpos tirados a través del espejo, que refleja el mesón de trabajo. Especialmente el cuerpo de una mujer muy bonita pero que no para en hablar en todo el día, me alegraba pensar en lograr el silencio absoluto de ese lugar. Pero a la vez me alegra ser un cobarde, porque nunca podría hacer algo así. He pensado también en suicidarme, y en este punto llegue al límite el día de ayer donde prácticamente una segunda voz en mi mente repetía incesantemente la palabra "mátate". Al fin tuve que salir a fumarme un cigarro, aunque hace más de dos meses que no lo hacía.



Para más remate he quedado solo en la pensión. La dueña y su hija salieron de vacaciones y en estas fechas no llegan pensionistas, en una casa tan grande me siento...feliz, me relaja la soledad y el silencio, aunque no hay nada que impida que mis pensamientos salgan y me terminen amargando el día. Por eso prefiero salir a la calle, fumarme un cigarro y mirar como la gente pasa gritando y los motores ensordecen el ambiente, hasta que me da sueño y me voy a la cama tratando de no pensar en nada. Es así como al otro día despierto sin acordarme de mis sueños, con el ruido del despertador que me avisa que me tengo que levantar a trabajar, y con mi cabeza funcionando nuevamente.

Espero que Anaís llegue pronto para que podamos conversar nuevamente, aunque sean cosas mundanas y sin importancia, y para escuchar en la mañana a su madre gritando en la cocina. Parece que me estoy volviendo viejo y la idea de estar solo me espanta.







miércoles, 4 de febrero de 2009

Día 15: Ven y maravillate conmigo


Anaís era de esas personas de piel, cuando algo la caía mal lo decía, cuando algo le gustaba sonreía, y su sonrisa nos hacía a todos sonreír, incluso a mí. Claro que en un principio, cuando la conocí, no la soportaba. Era la hija de la dueña de la pensión y era de estas típicas personas con aire de superioridad que creen sabérselas todas. En un comienzo solo me dirigía la palabra para recordarme que tenía que sacar la basura y en su tono podía sentir que se burlaba entre dientes, como si supiera que yo había nacido solo para limpiar lo que los demás dejaban en el camino y eso claramente la hacía sentir superior a mí. Claramente había salido a su madre, una mujer esquelética como si solo se alimentara del pasto que crecía en el ante jardín y blanca como el papel, lo que pronunciaba más aun sus arrugas, hundidas y secas como si ya estuviesen petrificadas y ya no envejecieran más. Podría tener 50, 60, 70, 100 años. En realidad todos los de su generación estaban muertos y por eso nadie podía dar fe de su verdadera edad. Ni siquiera Anaís sabía qué edad tenía su madre, y cuando yo le preguntaba siempre repetía lo mismo:

-es lo suficientemente vieja como para tener la respuesta antes que la pregunta-.

Anaís me confesó un día que su madre me había aceptado en la pensión porque le di lastima, fui como un cachorro vagabundo que rescato y que ayudo a aplacar un poco su conciencia de haber mandado a exterminar a su nieto antes de que naciera. Y para Anaís fui como el hijo que nunca tuvo, aunque nos llevamos por solo 6 años, ella siempre pareció mucho más anciana que yo, parecía la hermana menor de su madre, era como si todos los años que le sobraban de vida a la vieja los absorbiera su hija. Sin embargo, ambas envejecían tan lentamente que pronto yo me veía más viejo que Anaís y cada vez que su madre nos veía entrar a la pensión juntos se dibujaba en su cara una sonrisa espantosa, pero seductora, yo sabía lo que pensaba; quería que yo fuese el padre del nieto que nunca tuvo y que en realidad nunca tendría.

Las odiaba secretamente, las envidiaba y su olor me repugnaba, ese aroma a piel seca y a naftalina me ponía la piel de gallinas. Pero me termine por acostumbrar al olor, a la naftalina, a las polillas muertas frente a mi puerta, a la humedad del colchón, a los gritos incesantes de la vieja que me despertaba cuando ya estaba despierto, a los gritos de la hija que me hacía sacar la basura. Yo creo que me acostumbre porque empecé a parecerme a ellas, termine oliendo a polillas muertas y a ropa vieja y despertaba antes de los gritos de la vieja porque me gustaba escucharla, tal vez porque ya no me sentía solo, porque quería creer que

alguien me tenía en sus pensamientos.


domingo, 1 de febrero de 2009

Hombre muerto caminando


Aquél hombre estaba claramente fuera de sus cabales, caminando arriba de un tronco seco, como si fuese el mejor puente, y un abismo bajo sus pies que parece que el no veía. Talvés no quería verlo, o talves no le importaba verlo. Se notaba su desinterés. Parecía que le daba lo mismo estar vivo o caer, el sabía que de todas formas no moriría.

viernes, 30 de enero de 2009

Día 15: Recordando, soñando.

Que exquisito sueño. Últimamente he estado soñando más que de costumbre. Una vez vi en televisión a uno de estos tipos que leen las cartas y decía que si las personas no soñaban era porque pronto morirían y yo siempre tenía miedo de no soñar, pero parece que con los años ese miedo se perdió y era tan común mi falta de fantasías nocturnas que ya estaba esperanzado con que estaba a punto de morirme, especialmente estos últimos años. Pero hace una semana exactamente que mi cabeza no para en toda la noche, aunque en realidad gracias a ello amanezco más alegre en la mañana, debo decirlo. No se porque soñar con antiguas vivencias fusionadas con acontecimientos ficticios me hacen sentir que la vida aún tiene remedio.

Soñé que estaba con mi familia en esos típicos paseos familiares, tenia como 13 años más o menos, y mi madre siempre llevaba de esos pasteles de plátano que le quedaban exquisitos, yo lo probaba pero sabía más rico que en la vida real, tan delicioso era su sabor que desquiciadamente comenzaba a llorar y mi madre reía y reía. Me decía que no comiera más si estaba tan malo, y yo seguía comiendo como un cerdo, me atragantaba y seguía llorando. Me agradaba que mi madre se riera, nunca lo hacía, siempre estaba seria y callada como si en realidad fuese un fantasma sonámbulo. Tal vez por ello sentía la curiosidad de escucharla reír por lo que no paraba de comer, hasta que me dieron arcadas y me comenzé a ahogar. Mi papá me levanto con un brazo y me apretó la guata, yo boté el pedazo de plátano que tenía atascado y me puse a tiritar. Mis padres se largaron a reír -por goloso te pasó- me dijeron, y se fueron a bañar al río. Yo quedé ahí tirado muerto de cansado y me puse a ver los rayos del sol que se escapaban por las ramas de los árboles. Y como siempre la mala suerte me acompaña, me llegó un pelotazo en ese lugar sensible que tienen los hombrecitos.

-¡¡¡Uy......disculpa por el pelotazo!!! es que mi hermanito no tiene buena puntería aún-
Yo estaba sin aire, no respondía, solo emitía sonidos raros.
-Parece que te llegó fuerte, disculpa de nuevo, quieres jugar con nosotros?... claro, después que se te quite el dolor- yo aun no abría los ojos, solo escuchaba, y se notaba que se estaba aguantando la risa.
-Maldito desgraciado- pensaba -pendejo de mier..!!!!- estaba listo para decirle unos cuantos garabatos a ese niño pero cuando me disponía a hacerlo, abrí los ojos y lo miré a los suyos. Yo furioso, el con una sonrisa en su mirada, fue extraño, sentí como si ya hubiera hablado con el antes, mucho antes y durante mucho tiempo. Me quedé nuevamente mudo, un silencio larguísimo nos atravesó a ambos y yo estúpidamente esbocé una sonrisa y le dije:

-Bueno, vamos a jugar!-

Lamentablemente en mi niñez nunca fui tan sociable, me remitía a decir si o no de acuerdo a la pregunta que me hacían los demás. Por ello, nunca me arrepentiré de no haberle dicho esa frasesilla simple a ese niño, la vida tal vez hubiese sido más fácil a partir de ese momento.

Ah! en fin, los sueños son sueños y no hay que tomarlos mucho en cuenta, ya son las 6:15 y estoy atrasado para el trabajo, a seguir laborando como maquina!!

domingo, 25 de enero de 2009

Pornografía


En esta foto se puede ver a Pedrillo y a Leo Caprile disfrazado de mujer rapera. La idea era entrar al cine porno sin que se dieran cuenta, era una misión encubierta y lo logramos. Entramos a una dimensión desconocida donde los miembros nos rodeaban, al final salimos arrancando y nunca mas vimos a Leo.

sábado, 24 de enero de 2009

Día sexto: Bañandome en alcohol

El problema es el siguiente:
hablé con unos conocidos hace unos días y les conté lo que me ha pasado en los últimos meses y me dijeron que estaba convertido en un amargado y que yo mismo transformaba mi vida en una miseria. Estuvimos hablando toda la noche, fue de esas noches en donde describir detalladamante cada uno de los aspectos más desagradables de nuestras vidas se transforma en la única entretención que se podemos costear cuando el dinero ya se ha ido junto con el humo de los cigarros.

Y fue tan extensa la conversación que incluso llegaron a convencerme de que yo era el culpable de todo lo que me pasaba. Al término de la velada, y camino al trabajo sin dormir siquiera media hora, extrañamente esbozaba una sonrisa en mi rostro, convencido de que, si yo era el culpable de mis desgracias, entonces era yo el único que podía sacarme del hoyo en el que me encuentro y volver a tener la vida feliz que alguna vez logre conocer. Estaba tan contento que incluso fui capaz de llegar al trabajo y saludar a todos los que allí se encontraban, mirarlos a todos en la cara, observar lo amargados que se veían desde mi nueva forma de ver las cosas. Había incluso olvidado que hacía 7 horas que no comía y que no iba al baño a desahogar mi vejiga. Se notaba que todos me miraban con cara de pregunta:
-¿Qué le pasará a este tipo?!- supongo que pensaban. Nunca saludaba a la gente y tampoco sonreía. Esto era algo realmente nuevo para ellos y también para mi. Y justo cuando iba a empezar a trabajar por primera vez en mi vida feliz, me viene un retorcijón de estómago insoportable y comienzo a vomitar ahí mismo, en la entrada del local, con todos los clientes mirando, con cara de asco. Los pedazos de comida del día anterior se mezclaban con un olor a alcohol que según yo se podía sentir hasta la entrada de la pensión, obviamente el olor a vomito fresco también se sentía por todo el local. Que vergüenza. No se me ocurrió nada mejor que tirarme al suelo y hacerme el desmayado. La mejor forma de salir de ahí sin mirar nadie. Qué me sacaran en camilla y yo durmiendo.
Lo único que podía hacer en ese estado era escuchar las cosas que decían alrededor mío:

-¡¡¡llevense inmediatamente a este idiota!!!- claramente esa era la voz de mi jefa -!!esta espantando a la gente!!...¡¡y que alguien venga a limpiar esta inmundicia!!- se notaba que estaba enojadísima, y yo cerraba con más fuerza los ojos. No quería que me dijera las típicas porquerías que siempre me dice.

-¡¡jajaja!! inmediatamente jefa, aunque necesitaremos más gente para limpiar toda esta porquería que para levantar al desmayado-una voz que no pude reconocer, un hombre, viejo y claramente sarcástico. Como todos los que trabajan en ese lugar.

Yo lo único que quería era salir de ahí, más bien que me sacaran luego, porque ya me venían más ganas de vomitar y no quería vomitar en esa posición, ya he visto gente que vomita su propia cara de lo borrachos y yo no quiero dar ese espectáculo.

-Este hombre necesita que lo lleven a un hospital- algún cliente debió haber sido el de la idea, por lo compasivo, y por su tono de voz, claro y educado. Creo que ha sido lo mejor que escuche en todo ese rato, no me interesaba donde me llevaran, solo quería estar lejos de allí.

Mientras me agarraban entre unos cuantos hombres me dedique a analizar la situación, desde que terminó mi conversación con esos conocidos míos, esa extraña felicidad que me envargaba y el desmayo fingido para evitar la vergüenza. Y descubrí la razón de toda esta extraña cadena de acontecimientos: estaba borracho. Si!!!!! eso era!!!! estaba tan borracho por la fiesta de anoche, que ni siquiera me di cuenta y me fui a trabajar en ese estado, esa idiota felicidad que me hacia sonreír, era alcohol, no era yo, no era lo que me habían dicho esos tipos, que en realidad apenas conozco, eran mis neuronas bañándose en vodka naranja que filosofaban acerca del porque de mi vida miserable. No era yo entonces quien hacia que mi vida fuese una mierda. No soy yo entonces el único capaz de sacarme del hoyo en el que me encuentro.

domingo, 4 de enero de 2009

Piano Traumatizado





El pianito que quedo traumatizado cuando vio como un hombre se colgaba de las vigas a dos metros de él. Desde entonces que no suena como antes, esta desafinado y en algunas teclas quedo mudo. Pobrecillo.