Día Cuarto:
Estaba pensando en lo que me ocurrió el otro día...parece que hubiesen pasado hace meses, incluso creí haberlo olvidado, pero a veces a uno le dan esos momentos de retrospección y comienza a releer los capítulos de su vida. A veces lo hago y me daño, pero hoy fue distinto, leí un pasaje muy bello, donde mi ilusión estaba a flor de piel, y el corazón palpitaba fuerte, la sangre estaba prendida y mis ojos brillaban como los de un niño con un juguete nuevo. Se me ocurrió en ese momento de retrospección escuchar uno de esos tantos temas que me hacían recordarte. Cuando hablábamos de aquella maravillosa voz, que nos iluminaba el alma, y de aquel piano con el que llorábamos juntos.
Dios mío no ha pasado ni media hora desde que desperté y ya he pensado en dos viejos desagradables. Sin embargo, el viejo de la otra noche algo tenia que me provocaba curiosidad, no se que era, aunque ahora que lo pienso talvez quería proponerme algo indecente, pensó que andaba necesitado de dinero y en una de esas creyó que haría cualquier cosa en agradecimiento del café. Ojalá no volver a verlo y ojalá que hoy el trabajo este bueno porque tengo ganas de comprarme cigarrillos, hace tanto tiempo que no fumo, mis pulmones deben ser los más limpios de esta cuidad inmunda.
Salgo de mi pieza y me encuentro con la dueña de la pensión, creo que hoy no será un buen día, en menos de dos horas mi mente ha tenido que soportar a tres viejos desagradables. Por lo menos desperté pensando en algo bonito, lástima que lo pasado no se pueda recuperar.
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